Daniel Miralles es profesor de la cátedra de cereales en la facultad de agronomía de la Universidad de Buenos Aires e investigador superior del CONICET y es quien está a cargo del curso de actualización en producción de granos en la Facultad de Agronomía en el centro de estudios superiores de Rivadavia.
La cátedra contó con gran participación de los profesionales locales y el docente la calificó como una experiencia renovadora que nos permite ver las realidades de los campos en diferentes zonas con problemáticas diferentes que nos permite repensar la situación de cada lugar. Comprender la funcionalidad de los cultivos desde la fisiología no solamente desde el punto de vista teórico sino relacionado directamente con lo que se evidencia en el campo, entender la incidencia que tuvo la sequía, el rol de la napa, el desgrane que sufrió la soja antes de la formación de vaina, el impacto de las enfermedades sobre la reserva de cultivos, etc. El objetivo es entender la fisiología de los cultivos, su relación con el medio para desde ahí tomar decisiones de manejo.
Dentro de las innovaciones tecnológicas relacionadas con los cereales, el profesional apuesta a la siembra de trigo sarraceno, se trata de una planta dicotiledónea, cuyas hojas tienen forma de corazón y fruto triangular con un pericarpio muy duro, de floración prolongada que atrae polinizadores (principalmente abejas), se cultiva en hileras durante el verano ya que es susceptible a las heladas. Este pseudocereal se cultiva desde hace cinco mil años en China. Respecto al nicho de inversión destacó que se llama así, aunque se trata de la especie fagopirum esculemtum, de la familia de las poligonáceas, de características muy diferentes al trigo. El sarraceno se utiliza para la elaboración de panificados y alimentación libre de gluten, lo que lo hace apto para el consumo de celíacos, además es fuente de fibras, proteínas, aminoácidos, por lo que se lo considera un “superalimento”. Es una planta muy difundida a nivel mundial, su mayor productor es Rusia con el cincuenta por ciento de la producción global, lo sigue China con el diecisiete por ciento, y otros países de Asia, Europa y América. En la región del cono sur, Brasil es el mayor productor. En Argentina es un mercado muy pequeño que tiene alrededor de cinco mil hectáreas sembradas y abastece el mercado interno.
En cuanto al paquete tecnológico de control de plagas y enfermedades el profesional agregó que no están resueltos definitivamente los agroquímicos a utilizar, no es un cultivo tolerante a glifosato, por lo que trabajamos junto al sector privado ajustando los parámetros agronómicos, hemos probado en las últimas campañas distintos herbicidas de tipo hormonales, inhibidores del HPPD, inhibidores del fotosistema II, inhibidores de ALS. Desaconsejamos plaguicidas fitotóxicos que puedan tener un efecto negativo sobre los cultivos. Miralles subrayó que el trigo sarraceno es un cultivo que no requiere insumos, es un material que tiene buena respuesta aún en ámbitos de escasa fertilidad en el suelo, con rindes de entre mil y tres mil kilos. Puede trabajarse como un cultivo orgánico, debido a que no necesita grandes aportes de herbicidas o fungicidas, es una planta muy sana y funciona a su vez como cobertura de suelos, es excelente para áreas periurbanas y atractiva para siembra a gran escala, y económicamente es redituable ya que se está pagando el doble que la soja y se puede exportar con valor agregado.
Como recomendación al productor, el docente aconsejó no repetir recetas de lo que sucede en otros países, sino apelar a la experimentación de los productores y profesionales locales, pues se cuenta con bibliografía publicada que servirá como antecedente y guía.
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