La nota publicada por el matutino de Buenos Aires
Ivana Vidal, futura politóloga, sostiene que para acercar el campo a la ciudad hay que “abrir las tranqueras”. Habla de comunicación, del mito de los oligarcas y de sus sueños para acercar el campo y la ciudad.
Mi papá es un chacarero de la primera hora, también mi abuelo, supo tener animales, pero en 2008 vendió todo y se quedó haciendo sólo agricultura, yo estudio ciencias políticas y sueño con ser dirigente algún día, pero siempre con una mirada estratégica para el campo”, contó Ivana Vidal, que con 21 años ocupa la presidencia del Ateneo de la Sociedad Rural Argentina y está a poco de recibirse de politóloga.
Es oriunda de América, una localidad del noroeste bonaerense, identificada con la ruralidad. Allí, hace más de 20 años su padre (también su madre) es productor, así como antes lo había sido su abuelo. Alguno podría pensar que es “hija” de los cortes de ruta de 2008, sin embargo, no: “Era muy chica entonces (tenía 7-8 años), me acuerdo de la impotencia de mis padres y abuelos, pero lo que me motivó a estudiar ciencias políticas fue mi interés por la historia, y la necesidad de entender todos estos procesos”.
“Llevo la ruralidad en la sangre, recuerdo desde chica, cuando me subía al tractor o andaba a caballo acompañando a mi papá”, contó a Clarín Rural la joven (tiene apenas 21 años), Ivana Vidal, que sueña con “seguir siempre vinculada al agro, no sólo por el legado familiar, sino desde la gestión de políticas, el pensamiento estratégico y la relación del estado o los gobiernos con el campo”.
Vivió muchos años en América hasta que se fue a Bahía Blanca y luego a estudiar a Buenos Aires. Ni bien se instaló en CABA decidió que su vínculo con la ruralidad para pasar varios años viviendo en la megalópolis era el ateneo de la SRA. “El ateneo permitió revincularme con el agro, volver a mi infancia, pero desde otro lugar, el gremial”, contó.
“Entré por una amiga que me lo recomendó, en la primera reunión ya me anoté para participar de comisiones de trabajo, estuve primero en la que se encarga de jornadas y ese año pude ser presentadora de nuestra jornada anual en la Exposición de Palermo, al otro año estuve liderando esa comisión, en 2020 estuve en comisión directiva en prensa y este año como presidenta, se necesita perseverancia y mucha dedicación”, dijo.
Sobre sus primeros recuerdos del campo, Vidal tiene claro que “andar a caballo, recorrer, es algo que volvería a hacer siempre, en ese momento teníamos vacas, íbamos a darles de comer, me subía al tractor, ahora todo es más tecnológico todo asique cuando voy a visitar a mi papá me subo, pero para acompañarlo y charlar… siempre extraño eso”.
Sus respuestas surgen del otro lado del teléfono fluidas, firmes, con convicción y convencimiento. Se la escucha soñadora, pero con los pies sobre la tierra. Esa que le enseñó a querer su padre.
En 2021, Vidal se recibirá de politóloga y para tal fin está haciendo su tesis sobre Estrategia agropecuaria, sobre cómo pensar el agro en la política o la relación del campo con la política. “Te ponés a ver la historia y es increíble, porque no hay una política agropecuaria de largo plazo, está más bien vinculado a lo electoral, a lo ideológico y no se lo piensa como estratégico sino como una caja, como una vaca que hay que ordeñar, no sólo nacional, también provincial”, lamentó Vidal.
Aporte joven, desarraigo…
Uno de los grandes desafíos que tiene el sector (en realidad todos dentro de la economía, cada Pyme y empresa familiar) es ensamblar de la manera más eficiente y productiva la llegada de las nuevas generaciones. Siempre lo fue, pero hoy, con los nativos tecnológicos, los nacidos en este siglo saliendo a la vida profesional, es un desafío aún mayor.
“Creo que (los de mi generación) estamos más tecnificados, quizás también más especializados, muchos de nuestros padres se formaron haciendo, nosotros hacemos una carrera y tenemos el plus de manejar las nuevas tecnologías con mayor facilidad… pero ojo, no es que seamos mejores, tampoco peores, creo que la clave está en dialogar, entenderse, aprovechar lo que cada generación puede aportar para encontrar nuevos caminos”, opinó Vidal, quien ponderó la necesidad de “aprender de los mayores, teniendo en cuenta su conocimiento, su experiencia y las tradiciones, que también son importantes.
“En la rural las autoridades escuchan lo que proponemos y creo que los más grandes saben que en algunas cosas o te metés o te quedás afuera y en este camino la comunicación es clave”, contó. Aunque agregó: “No siempre lo nuevo es mejor, hay que saber retener buenas costumbres y mantener el diálogo”.
Además de en lo tecnológico, otro tema en donde los más jóvenes corren con ventaja es en lo ambiental, tan en boga por estos tiempos. “Estoy convencida que podemos aportar una mirada más ligada al medioambiente, que es lo que hoy el mundo quiere”, apuntó Vidal.
Otro tema es el de volver a los pueblos. A punto de terminar su carrera, es un tema que Vidal tiene dándole vueltas en la cabeza. “Durante mucho tiempo hubo desarraigo, y muchos ven complicado volver a sus pueblos y ciudades porque faltan oportunidades, infraestructura y desarrollo”, dijo Vidal. Y agregó: “Podemos aportar un montón de conocimiento, pero también tenemos que ver cómo podemos volver, de hecho, hay un trabajo con el ateneo sobre el desarrollo de los pueblos del interior, vemos que el desarraigo va acompañado de temas de infraestructura, oportunidades, y hoy también la conectividad, si me puedo ir al campo y seguir conectada para participar de una reunión o charla en Buenos Aires la cosa cambia”.
Objetivos ateneístas
Vidal ocupa la presidencia del ateneo de la SRA desde noviembre de 2020 hasta noviembre de 2021. Es un año y no hay posibilidad de reelección. Pero los objetivos trazados son de largo plazo y por más que cambie la presidencia tratan de darle continuidad, salvo, claro, las pinceladas particulares que puede darle la impronta del presidente en curso.
“Uno de los objetivos es configurar un ateneo más federal, que puedan incorporarse chicos de todo el país, no sólo los que vienen a estudiar a Buenos Aires”, contó Vidal. También quieren profundizar la relación con jóvenes de otras organizaciones, no sólo del campo, también industriales, por ejemplo.
Por otro lado, “sabiendo que el país está atravesando un momento crítico, me propuse una participación en ámbitos políticos, estar con juventudes partidarias y con funcionarios para tener más contacto, conocerlos y que conozcan nuestras inquietudes”.
Otro de los objetivos es la institucionalización. “Las encuestas dicen que algunos productores no se sienten muy representados hoy por la dirigencia rural, por eso, la idea es que cada ateneísta sepa que participa de una institución centenaria, con un montón de cosas por contar, y que pueda transmitir eso”, apuntó Vidal. La idea es acercar más gente.
Comunicación: Abrir las tranqueras
“Creo que durante mucho tiempo se hizo sólo comunicación intra sector, nos faltó trabajar hacia afuera, algo que no es fácil, porque en el campo usamos muchos tecnicismos que hacen difícil la comprensión para el resto”, opinó Vidal. Y agregó: “Encima, la mayoría de las veces que se sale a explicar algo o transmitir la opinión sobre un tema, habitualmente frente a un atropello, es a la defensiva, en algún caso con agresividad, de manera reactiva”.
Vidal y otros jóvenes del agro proponen hacer campañas proactivas relacionando el campo con la vida. “Estamos tratando de hacer campañas con la Mesa de Enlace joven, con videos y placas en los que tratamos de mostrar el vínculo entre la vida cotidiana de cualquier persona y el campo, por ejemplo, mostrando de dónde viene una camiseta de algodón, o el trabajo que tiene una cerveza o un sándwich, o sea, el campo en tu vida”, contó Vidal.
Para la presidenta del Ateneo SRA también es importante que la “batalla” comunicacional y discursiva se de en el mano a mano. “No sólo comunicar en redes también la comunicación diaria, con los amigos que no son del campo, me ha pasado en la universidad que hablaban del glifosato como algo malo per se y levanté la mano para dar el debate”, explicó.
Vidal también se refirió a la idea de que hay oligarcas en el campo y a la Sociedad Rural como el ícono, para algunos, de aquello: “Si queremos derribar ese mito, tenemos que abrir las puertas de la entidad, yo soy la primera socia de mi familia, y eso que venimos de varias generaciones de productores, eso también es derribar un mito, no tenemos miles de hectáreas ni yo soy agrónoma o veterinaria, y hay muchos socios acá que tienen chacras ni cascos antiguos ni son del sector pero están”.
“La rural hoy es tecnología, apertura, gente trabajadora, el problema es que muchos se quedan con la historia y una foto, está en nosotros lograr el cambio, de hecho, para ser ateneísta no necesitas ser socio y muchos ni tienen campo”, refirió Vidal.
Oteando el horizonte, Vidal se entusiasma para un futuro desafiante. “Me gustaría ser dirigente, puede que de mi entidad o en la política misma, se que me falta aprender mucho, quizás trabajar en asuntos públicos en una empresa, volver siempre que pueda al campo para nutrirme y, quizás en el largo plazo, me imagino como funcionaria en mi pueblo, en la provincia o la nación”, avizoró Vidal. Y cerró: “El campo siempre va a estar en mi corazón”.
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