La suspensión de exportar sigue vigente, pero también las negociaciones. Tras el cese de comercialización, la operatoria en los mercados se reanudó en medio de una gran incertidumbre.
Hoy el mercado de ganado y carne vacuna no es el mismo que hace 20 días. La decisión del Gobierno nacional de suspender las exportaciones de este producto y el consecuente cese de comercialización por parte del sector primario por dos semanas, resultó en un giro de 180 grados en la realidad de la actividad, que hasta hace algunos días venía operando con normalidad y sin muchos sobresaltos, más allá de algunas medidas que había lanzado el Gobierno parta controlar las ventas externas de carnes, pero también de granos y lácteos.
Con el levantamiento de la medida de fuerza convocada por la Mesa de Enlace el miércoles pasado, se comenzó a negociar animales y los frigoríficos pudieron faenar un volumen más considerable, pero esto no significó volver a la normalidad, sino que las operaciones se hicieron en un marco de incertidumbre, con volatilidad en los valores y con el retiro en las compras de los exportadores, en especial, en el segmento de las vacas, ya que su carne era el producto por excelencia que se enviaba a China, hoy vedado.
La realidad es que, aunque parezca contradictorio, lo único seguro que se maneja en el sector es la imposibilidad de prever qué es lo que pasará, ni qué reglas de juego serán las que habrá, cuestión fatal en cualquier tipo de negocio que se quiera llevar adelante. Es que nadie puede asegurar que el Gobierno volverá sobre sus pasos y liberará la exportación, como tampoco se puede descartar que comenzará una etapa de comercio exterior administrado, con restricciones y demás herramientas ya conocidas.
Sin embargo, durante la semana se movió un poco el tablero y entraron a jugar nuevos jugadores con ganas de negociar una salida a este conflicto con el Gobierno o, por lo menos, presionar un poco para lograrlo: el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y la Mesa de Enlace.
En el caso del primero, tras las fuertes críticas esgrimidas el martes por la entidad que agrupa a más de 60 organizaciones, asociaciones y cámaras del sector, el presidente Alberto Fernández los recibió un día después con la promesa de que se entablará una mesa de diálogo. En el caso de la Mesa de Enlace, levantó el paro con la finalidad de abrir una ventana de negociación, por lo que pidió una audiencia con el Presidente, pero también se reunirá con los actores de la cadena que negocian hoy con el Ejecutivo para saber quién tendrá que hacer el esfuerzo una vez que se llegue a un acuerdo.
Más allá de las intenciones del CAA y de la Mesa de Enlace, la llave parece tenerla la industria exportadora nucleada en el Consorcio ABC, que le acercó una segunda propuesta al Gobierno y se encuentra a la espera de una respuesta. La pelota ahora está del lado del oficialismo.
Ante este panorama complejo e incierto, Infobae decidió consultar a especialistas y referentes de la cadena de las carnes sobre cómo está operando hoy el mercado y cuáles son las expectativas a futuro del sector, tendiendo en cuenta que sigue rigiendo la prohibición para exportar y los efectos que implicó el paro de comercialización por parte de las entidades agropecuarias.
Para el director ejecutivo del mercado ganadero Rosgan, Raúl Milano, los primeros efectos que se pueden ver de la decisión oficial y de la protesta del campo, es la retirada de los frigoríficos exportadores en la compra de vacas y mantenimiento en los precios para lo animales de consumo interno como lo son el novillo y el novillito.
“El mercado ganadero después de 10 días del cese como resultado al cierre inentendible de exportaciones generó los primeros efectos. Uno de ellos fue el retiro de casi toda la compra de frigoríficos exportadores, por lo que la vaca tuvo una caída muy importante y la hacienda para consumo siguió manteniendo sus valores”, indicó Milano a Infobae, al mismo tiempo que sostuvo que “el impacto del desencuentro se nota claramente en que lo sectores de la producción van a terminar teniendo a costa de ellos el resultado de esta diferencia”.
Si bien lo que buscaba a priori el Gobierno es una baja en el precio interno de la carne para consumo, eso, en estos dos días de operaciones no se ha visto, ya que el problema radica “en una acotada oferta” por parte de los feedlots, cuestión que le daba y le da en actualidad firmeza en los precios. Pero el impacto en la vaca será importante: “Si en el corto plazo hay una corrección (de precios) muy grande en el momento cuando más sale la vaca, que es en otoño entrando al invierno, donde se han hecho los descartes, es un golpe fuertísimo para la industria, pero también para el productor, cuya mercadería cayó de 10 a 20 pesos por kilo”.
Para el vicepresidente de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Sergio Pedace, con la reanudación de la comercialización se mantuvo el aumento el hacienda del 10% que se había dado en la última jornada antes de la medida de fuerza del sector primario, a pesar de la “baja venta que hay” al público.
Sin embargo, consideró que en el mercado existe una suerte de nerviosismo ante la incertidumbre, lo que hace que no haya una operatoria 100% normal. “El mercado está raro. La gente está con un poco de nerviosismo, porque todavía no sabemos qué va a pasar. Creo que todavía la situación no se terminó de normalizar”, comentó Pedace a Infobae.
En ese sentido, el presidente de la Federación de la Industria Frigorífica Regional (FIFRA), Daniel Urcía, comentó que “esta tensión en la cadena entre el cese de exportación y de comercialización no ayuda a los precios, sino que le ponen pimienta. Es necesario salir de esta situación y que vayamos a una conformación de precios de mercado que la Argentina siempre ha tenido, más allá de cualquier medida”.
Efectos
Más allá de los efectos que pueda tener el cierre de exportaciones y la medida de fuerza del campo en el mercado en el corto plazo, en el sector ya se empieza a analizar cuáles pueden ser las consecuencias de que estas decisiones oficiales restrictivas continúen, tanto en la parte productiva, como así también en los fines que supuestamente sigue el Gobierno, que es la baja de los precios internos.
Para el economista de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, todo va a depender de que tan restrictivas sean las eventuales nuevas medidas que pueda adoptar el Gobierno: “La medida más extrema ya se tomó, que es el cierre. Uno imagina que se va a levantar, aunque sea en parte, y ahí hay que ver a qué esquema vamos, si el Gobierno deja exportar algunos cortes y otros no, si establece cupos”.
En este sentido, explicó que en el corto plazo, “cualquier política o decisión que desestimule las exportaciones, tiene un efecto negativo sobre los precios”, pero que en el mediano y el largo plazo “termina sucediendo lo contrario, porque estas medidas también desincentivan la producción”.
“Si en un año hay menos producción de carne, termina llevando a precios más altos. Ese proceso puede llevar un tiempo y va depender mucho de qué tan restrictivo es el esquema que propone el Gobierno y de cuál es la respuesta de la cadena, sobre todo de los productores de seguir o no produciendo animales e invirtiendo en animales de mayor peso o sistemas de engorde”, advirtió.
En este sentido coincidió Urcía: “Suponiendo que la prohibición de exportaciones tenga como efecto la baja de los precios, recién se podría ver en octubre o noviembre, no en lo inmediato, porque las categorías que hoy están con escasez de oferta no es la vaca de exportación, sino que es el de consumo interno”.
“Hoy con el cierre de exportaciones se le pone un límite al valor de la vaca y que, por otro lado, afecta a la futura producción de ganado. Entonces no provoca ese efecto inmediato en los precios, pero sí provoca un efecto mucho peor de acá a 2 o 3 años, como ya ocurrió: reducción del stock ganadero, menor oferta generalizada, pérdida de mercados y empleos y un precio caro”, concluyó.
Las expectativas del campo
Para el campo, que vive este cierre de exportaciones como una problemática que sucedió años atrás, espera que en los próximos días se pueda abrir una ventana de negociación con el Gobierno que permita que el Ejecutivo revea la medida. Esta es la esperanza, por lo menos, de la Mesa de Enlace, aunque, al mismo tiempo, desde el sector se ve con escepticismo esta posibilidad.
En diálogo con Infobae, el presidente de la Sociedad Rural de Tucumán, Sebastián Murga, aseguró que “las expectativas con el Gobierno son nulas. Nunca mostraron intención de dialogar. Siempre las cosas las hicieron de manera arbitraria de un momento para otro, no queriendo conversar con la Mesa de Enlace y sí con el Consejo Agroindustrial, que a nosotros no nos representa”.
En esta línea, advirtió: “Conversar con este Gobierno es hacerlo con alguien improvisado y hacerlo no genera ninguna expectativa. Nosotros sostenemos que si el Gobierno persiste en no querer dialogar y la Mesa decidiera otro paro, que el paro no sea solo del sector de la carne, sino general, de todas las actividades agropecuarias. No como reprimenda, sino una reacción a una decisión absurda, arbitraria e improcedente como la que tomó el Gobierno”.
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