Para Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, eso sucedería por el menor procesamiento debido a la sequía que afectó a la producción; dijo que la paralización de actividades sería “por un tiempo determinado”
En el segundo semestre del año podría haber, a causa de la menor producción de soja por la sequía, cierres temporales de plantas de procesamiento de la oleaginosa.
Así lo reconoció Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), que señaló que hoy la actividad sigue con una alta capacidad ociosa.
“La industria viene atravesando un problema de capacidad ociosa; la capacidad ociosa tiene un costo financiero fenomenal. Este es un año duro por la sequía: la sequía ha pegado y devastado al productor y le está pegado muy duro a la industria”, señaló el ejecutivo a La Nación.
“Lo más probable es que en el segundo semestre empecemos a ver cierre de plantas por lo menos por un tiempo determinado debido a esta situación, de falta de materia prima”, agregó.
El directivo señaló que, por efecto del fenómeno climático, cayó más de 60% el ingreso de camiones a los puertos y un 50% la entrada de barcos. Y añadió: “[en] la capacidad ociosa vamos a estar reportando en los próximos días que, cerrado el mes de marzo, ha superado el 70%”.
Vale recordar que, en el último Monitor Agroindustrial sobre febrero pasado, Ciara-CEC señaló: “Si tomamos en cuenta el volumen de molienda trabajando a capacidad máxima, la COI [la capacidad ociosa industrial] ha sufrido un aumento del 13 %, llegando ahora al 68% versus el 55% del mes anterior, el segundo peor registro desde el 2016. Solo en diciembre del 2020 la industria aceitera tuvo un mayor nivel de COI llegando al 85%, cuando se paralizaron las plantas por una huelga de 22 días”.
En el monitor Ciara-CEC también había señalado: “La fuerte caída en la molienda de soja tuvo impacto negativo en el índice UCI, conocido como porcentaje de Utilización Capacidad Instalada, el cual se redujo el 13%, pasando del 45% el mes previo anterior, diciembre, a 32% en enero. Estamos en el peor registro del Índice Utilización de Molienda de soja de los últimos años”.
Las anteriores versiones del dólar soja han generado un adelanto de ventas de los productores y luego una merma que afectó a la industria. Hoy por la sequía se prevé una producción de soja no mayor a los 25 millones de toneladas, una poda de más de 18 millones de toneladas versus 2022. Hay cálculos de que la cosecha de la oleaginosa podría estar en un número por debajo de los 25 millones de toneladas.
Idígoras señaló que las empresas están “evaluando” las cuestiones económicas y financieras y señaló, respecto de los empleados: “Tenemos una buena relación con los sindicatos aceiteros; esa buena relación nos ha llevado a una serie de acuerdos”.
“Es evidente que la industria está seriamente complicada por la sequía”, señaló. En ese marco, dijo que el sector tendrá que reunirse con los sindicatos para ver “la mejorar forma” de lograr la “paz social” y también que ante alguna cuestión vinculada con la reducción de actividades haya un acuerdo.
La industria de molienda argentina es reconocida en el mundo por ser de punta. Pero este año corre el riesgo de perder a manos de Brasil el podio como exportador de harina de soja, dato que ya reveló la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) e Idígoras dio a entender que esto efectivamente podría ocurrir.
Entre enero y marzo pasado, la agroexportación ingresó US$2800 millones, el peor primer trimestre de los últimos 16 años. Para comparar, en el primer trimestre de 2022 habían llegado US$7.926.081.168.
Para Idígoras, el nuevo dólar soja a $300, en el marco del dólar agro, podría servir para una “recuperación del ritmo de venta de los productores”. Si eso ocurre también las empresas podrían trabajar más.
Luego de que el ministro de Economía, Sergio Massa, anunciara el nuevo tipo cambio para la oleaginosa, Ciara-CEC había indicado: “Esta campaña está severamente afectada por la sequía, con una producción total estimada que en ningún caso supera los veinticinco millones de toneladas, por lo que los productores y la industria estamos sufriendo consecuencias económicas muy duras. Veremos si este valor le resulta razonable a los productores para tomar decisiones de venta y si como industria podemos lograr ser competitivos para exportar, si ambas condiciones no se dan el resultado estará muy acotado”.
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