Tras los sorpresivos informes del USDA sobre áreas sembradas y existencias trimestrales, la plaza busca reacomodar expectativas; la suba de precios de la soja tuvo poco impacto en el nivel local
Las cifras del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) sobre área y stocks trimestrales estadounidenses al 1° de junio publicadas recientemente no sólo tienen impacto en la coyuntura de los precios, sino que también pueden afectar el devenir futuro de las cotizaciones.
En este sentido, por sorpresivas y antagónicas que sean para la soja y el maíz, los guarismos del organismo con sede en Washington no dejan de tener un “dejo” de cierto sabor optimista para los valores. Claro esta que más allá de los datos de stocks que se ubicaron por debajo del promedio de las estimaciones de los operadores, el impacto vino por el lado del área, informaron a La Nación.
“El mercado esperaba otra cosa”, era el comentario de un experimentado operador de Chicago, que agregaba: “Eran cambios mínimos, con un ajuste a la baja en el área de maíz y una recuperación en la oleaginosa”.
Pero los cambios fueron grandes y en el sentido contrario. Al momento en que el reporte se dio a conocer la soja perdía más de 1,6 millones de hectáreas que no iban a ser recuperadas enteramente por el forrajero. Ya que en este último caso la mejora del área solo iba a ubicarse en 850.000 hectáreas.
El resultado en términos de mercado resultará (más allá del clima) en un achique fuerte en los stocks estadounidenses de la soja, que seguramente el USDA se encargará de morigerar con bajas en las exportaciones, al tiempo que debería evidenciarse un incremento en los stocks de maíz que, sin el aumento del área comentado, subirían casi un 50 por ciento respecto del ciclo previo. Con los nuevos datos, potencialmente podrían llegar a crecer hasta un 80 por ciento.
Pero el impacto va más allá de lo que ocurra en Estados Unidos. Actualmente Sudamérica (con Brasil a la cabeza) es la región más productiva del mundo y la responsable de las principales exportaciones globales de soja y de maíz.
El cambio en los precios relativos tiene la capacidad de alterar las decisiones de siembra de los productores por estas regiones, pudiendo “modificar” el curso futuro de las cotizaciones.
Todavía ello no está ocurriendo ya que el traslado de las subas de los valores de la soja en Chicago no se está viendo en nuestra región. Pero, solo para que tengamos una idea, la relación entre la soja noviembre y el maíz diciembre en Chicago (ambas posiciones de cosecha) pasó de 2:1 previo al reporte a 2,6:1, aproximadamente, luego del mismo y con el correr de los días.
El futuro para Sudamérica
Quizá el ritmo más cansino de los precios en esta región del planeta tenga que ver, entre otras cosas, con el “adelantamiento” de los operadores a una futura mayor área de soja en Sudamérica. Por tal motivo, resulta imperioso entender cuándo entramos en “zona de promesas” y cuáles pueden ser los “momentos de oportunidades”.
Y si bien el clima siempre tiene la ultima palabra y puede cambiarlo todo a último momento, con una situación meteorológica normal en Sudamérica, la producción de soja y de maíz en el nivel mundial todavía puede ser récord más allá de lo que termine pasando en el hemisferio norte. Para seguir con atención.
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